Una educación Montessori es holística, considera todos los aspectos del desarrollo: físico, estético, social, emocional, espiritual y cognitivo. María Montessori veía la vida como una serie de transformaciones, cada etapa se caracteriza por la aparición y desaparición de potenciales especiales o sensibilidades. Esta serie de transformaciones es un proceso natural, normal y espontáneo a través de cuatro «planos de desarrollo»: el primero desde el nacimiento hasta los seis años, el segundo desde el seis hasta doce, el tercero de doce a dieciocho, y el cuarto de dieciocho a veinte años. El progreso de un niño va desde el motor sensorial a la abstracción y desde ahí al desarrollo moral. Montessori es una pedagogía centrada en el niño que está diseñada para ayudar a los niños en su tarea de autoconstrucción a medida que se van desarrollando a través de estos planos, desde la infancia hasta la madurez.